HABLANDO CON SALVADOR ESPRIU
EN EL CEMENTERIO DE SINERA I
Camino del cementerio
de Sinera, caballos
arrastran los ejes
del carro de la muerte.
No es dura la subida
pero los pies no querrían
tomar la cuesta de los cipreses
que se alzan al final.
El pueblo queda atrás
y el mar, vastísimo, se abre
a los ojos, azul que se prolonga
donde comienza el cielo.
Tras la verja de hierro,
pulcra, se muestra a ti
la ciudad de los muertos,
y en la puerta de un nincho
te saluda Espriu.
Pedro
Casas Serra (02-03-2013)
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