miércoles, 2 de marzo de 2016

“PALAVRA PERTO DO PEITO” de Thiago de Mello (De De uma vez por todas, 1996)

PALAVRA PERTO DO PEITO

Ainda não consegui, eu que leio
poetas todos os dias,
encontrar a medida universal,
a fita métrica mágica
para aferir quem é grande,
quem é maior ou menor.
Menor, por que? Por que maior?
Somos poetas, os que somos.

Cada leitor é quem sabe
os que lhe chegam mais perto
do peito, do ser, da fronte.
Não sei se os meus prediletos
("Eu plantei um pé de sono,
nasceram vinte roseiras")*.
— só gosto do que se move,
só me comove o que entendo —
são pequenos ou são grandes.
Sei só que são bem amados.
Quem me frequenta de livro
ou de vida, o que afinal
vem a dar no mesmo, sabe
que não padeço da feia
enfermidade da falsa
modéstia.

O arqueiro, até
pela sombra azul da flecha,
sabe que vai dar no alvo.
O coração do cientista
bate mais forte quando olha
a proveta florescendo.
Sabe o artista se a beleza
faz o milagre do poema.

Até hoje as palavras me amedrontam.
Certas delas, impenetráveis, áridas,
por mais que delas me afaste,
parece que mofam de mim.
Ainda bem que muitas gostam de minha boca,
amanhecem cantando
no meu peito.
* Versos de Drummond
Thiago de Mello, De uma vez por todas, 1996.
PALABRA CERCA DEL PECHO

Todavía no logré, yo que leo
poetas todos los días,
encontrar la medida universal,
la cinta métrica mágica
para valorar quien es grande,
quién es mayor o menor.
Menor, ¿por qué? ¿Por qué mayor?
Poetas somos, los que somos.
 
Cada lector es quien sabe
los que le llegan más cerca
del pecho, del ser, de la frente.
No sé si mis predilectos
("Yo planté un tallo de sueño,
nacieron veinte rosales")*.
— me gusta sólo lo que se mueve,
sólo me conmueve lo que entiendo —
son pequeños o son grandes.
Sólo sé que son amados. 
 
Quién me conoce de un libro
o de la vida, lo que al final
acaba siendo lo mismo, sabe
que no padezco del feo
mal de la falsa
modestia.

El arquero, hasta
por la sombra azul de la flecha,
sabe que va a dar en el blanco.
El corazón del científico
late más fuerte cuando mira
la probeta rebosando.
El artista sabe si la belleza
crea el milagro del poema.

Hasta hoy las palabras me amedrentan.
Algunas de ellas, impenetrables, áridas,
por más que me aleje de ellas,
parece que se rían de mí.
Menos mal que a muchas les gusta mi boca,
amanecen cantando
en mi pecho.

*Versos de Drummond

Thiago de Mello, De una vez por todas, 1996.
(Versión de Pedro Casas Serra)

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