L'ESGARRIFANÇA
Quan em llegiu -ara
fantasiejo-,
vosaltres, els poetes
adolescents dels temps
que han de venir,
i em desxifreu, tan
pacients, a cop
d'il.lusió, intuïció
i diccionari,
potser pensant en quins
estranys costums,
en quina llengua tan
misteriosa
d'esses sonores i
sordes, pronoms
febles enclítics,
guionets i apòstrofs,
com un missatge de
guerra xifrat,
que no l'entengui
l'enemic del futur,
¿travessareu
el temps amuntegat
darrere vostre
i davant meu, ja ben
perdut per tots,
i entrareu a les meves
paraules desolades,
ruïnes d'una història
inconnexa,
per trobar allò que us
fa, allò que em fa
a mi com els vells
mestres, a vosaltres
com jo, ni vell ni
mestre però atent
a aquesta esgarrifança
-que no es perdi!-
que traspassa
com una llançadora de
desig
aquest ordit tan tossut
de la vida,
i deixareu també
fragments en llengües
que es perdran com la
meva
per tal que us els
desxifrin
altres adolescents
d'altres temps que
vindran -tot per l'esgarrifança!-,
i així de temps a
temps,
d'un codi a un altre
codi,
sempre el mateix
missatge vagarós
-ramades populoses de
paraules-,
fins a la fi dels
segles
si és que hi ha fi
dels segles?
Narcís Comadira (En
quarantena,
1990)
EL ESCALOFRÍO
Cuando me leáis -ahora fantaseo-,
vosotros, los poetas
adolescentes del futuro,
y me descifréis, pacientes, a golpe
de ilusión, intuición y diccionario,
pensando quizás en cuán extrañas costumbres,
qué lengua tan misteriosa
de eses sonoras y sordas, pronombres
débiles enclíticos, guiones y apóstrofos,
como mensaje de guerra cifrado,
para que no lo entienda
el enemigo del futuro, ¿atravesaréis
el tiempo amontonado detrás vuestro
y delante mío, perdido para todos,
y entraréis en mis desoladas palabras,
ruinas de una historia inconexa,
para encontrar aquello que os hace, aquello que me hace
a mí como a los viejos maestros, a vosotros
cómo a mi, ni viejo ni maestro pero atento
a este escalofrío
-¡qué no se pierda!-
que traspasa
como una lanzadera de deseo
este urdimbre tan terco de la vida,
y dejaréis también fragmentos en lenguas
que se perderán como la mía
para que los descifren
otros adolescentes
de otros tiempos que llegarán -¡todo por el escalofrío!-,
y así de un tiempo a otro,
de un código a otro,
siempre el mismo mensaje errabundo
-rebaños populosos de palabras-,
hasta el fin de los siglos
si es que hay fin de los siglos?
Cuando me leáis -ahora fantaseo-,
vosotros, los poetas
adolescentes del futuro,
y me descifréis, pacientes, a golpe
de ilusión, intuición y diccionario,
pensando quizás en cuán extrañas costumbres,
qué lengua tan misteriosa
de eses sonoras y sordas, pronombres
débiles enclíticos, guiones y apóstrofos,
como mensaje de guerra cifrado,
para que no lo entienda
el enemigo del futuro, ¿atravesaréis
el tiempo amontonado detrás vuestro
y delante mío, perdido para todos,
y entraréis en mis desoladas palabras,
ruinas de una historia inconexa,
para encontrar aquello que os hace, aquello que me hace
a mí como a los viejos maestros, a vosotros
cómo a mi, ni viejo ni maestro pero atento
a este escalofrío
-¡qué no se pierda!-
que traspasa
como una lanzadera de deseo
este urdimbre tan terco de la vida,
y dejaréis también fragmentos en lenguas
que se perderán como la mía
para que los descifren
otros adolescentes
de otros tiempos que llegarán -¡todo por el escalofrío!-,
y así de un tiempo a otro,
de un código a otro,
siempre el mismo mensaje errabundo
-rebaños populosos de palabras-,
hasta el fin de los siglos
si es que hay fin de los siglos?
Narcís Comadira
(Versión de Pedro Casas Serra)
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