GRAN TEATRE DEL LICEU
(Un jove retorna a la
llotja familiar. A la llotja
del costat, dues
noietes que el cobegen es distrauran
parlant de foteses
mentre el teatre, més o menys,
es prepara per escoltar
el segon acte.)
Més enllà de
l'espasme dels coures,
prenent força a la
freda ceràmica,
d'uns moments de plaer
solitari
dissimula la lleu
taquicàrdia.
Aviat el fregar de les
cordes
mou la gent cap al
lloc, ell s'atansa
somrient al redós on
l'esperen
pensaments de futur i
mirades.
Mentre tot es fa fosc i
s'exalten
els fidels a les zones
més altes,
amb les cames creuades
reposa,
disposat a oblidar i a
oblidar-se.
Com la música dolça
s'emporta
els projectes precisos
d'uns pares!
La tenebra suau de la
llotja
se'ls enduu cap a nits
enterrades.
Al vellut empolsat,
sensa força,
les mans blanques
cansades destaquen.
És inútil quedar-se a
mirar-los:
no cap bomba mourà els
personatges.
Narcís Comadira (Les
ciutats,
1976)
GRAN TEATRO DEL
LICEO
(Un joven regresa al palco familiar. En el palco
de al lado, dos jovencitas que lo desean se distraerán
hablando de tonterías mientras el teatro, más o menos,
se prepara para escuchar el segundo acto.)
Más allá del espasmo de los cobres,
cobrando fuerza en la fría cerámica,
(Un joven regresa al palco familiar. En el palco
de al lado, dos jovencitas que lo desean se distraerán
hablando de tonterías mientras el teatro, más o menos,
se prepara para escuchar el segundo acto.)
Más allá del espasmo de los cobres,
cobrando fuerza en la fría cerámica,
disimula la leve
taquicardia
de unos instantes de placer solitario.
Pronto el rozar de las cuerdas
devuelve la gente a su sitio, él se acerca
sonriendo al refugio donde lo esperan
pensamientos de futuro y miradas.
Mientras todo oscurece y se exaltan
los fieles en las zonas más altas,
reposa con las piernas cruzadas,
dispuesto a olvidar y a olvidarse.
¡Cómo la dulce música se lleva
los precisos proyectos de unos padres!
La suave tiniebla del palco
se los lleva hacia noches enterradas.
Sobre el terciopelo polvoriento, sin fuerza,
destacan las blancas manos cansadas.
Es inútil quedarse a mirarlos:
ninguna bomba moverá a los personajes.
de unos instantes de placer solitario.
Pronto el rozar de las cuerdas
devuelve la gente a su sitio, él se acerca
sonriendo al refugio donde lo esperan
pensamientos de futuro y miradas.
Mientras todo oscurece y se exaltan
los fieles en las zonas más altas,
reposa con las piernas cruzadas,
dispuesto a olvidar y a olvidarse.
¡Cómo la dulce música se lleva
los precisos proyectos de unos padres!
La suave tiniebla del palco
se los lleva hacia noches enterradas.
Sobre el terciopelo polvoriento, sin fuerza,
destacan las blancas manos cansadas.
Es inútil quedarse a mirarlos:
ninguna bomba moverá a los personajes.
Narcís Comadira
(Versión de Pedro Casas Serra)
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