CIUTAT D'INFANTESA
Et sento lluny vella
ciutat d'infant
voltada de tants
plàtans, de l'escorça
de cegats passadissos,
d'orenetes,
de captards lluminosos
de campanes.
No tornaran els olis
ensucrats,
el cotó fluix, les
hores de desesma,
la cera verge i els
soldats rendits
trepijant els clavells
i la ginesta.
Ni les roses badoques
dels jardins
ni les fràgils, alades
xeringuilles,
serpentines de tint
descolorit
al cartipàs de les
taques de tinta.
No tornaran les flors
grogues del riu,
somriures, els pecats,
la regalèssia,
meibes i vambes dels
estius perduts,
xafogosos migdies de
piscina.
Cap pols de guix no em
tacarà les mans
quan, al retorn d'una
inútil pissarra,
dugui el fracàs d'un
teorema absurd:
que el quadrat de la
suma dels records
no pot omplir ni una
meitat de vida.
Narcís Comadira (Les
ciutats,
1976)
CIUDAD DE LA
INFANCIA
Te siento lejos vieja ciudad de la infancia
cercada de tantos plátanos, de la corteza
de cegados pasillos, de golondrinas,
de atardeceres luminosos de campanas.
No volverán los aceites azucarados,
el algodón, las horas de desánimo,
la cera virgen y los rendidos soldados
pisando claveles y retama.
Te siento lejos vieja ciudad de la infancia
cercada de tantos plátanos, de la corteza
de cegados pasillos, de golondrinas,
de atardeceres luminosos de campanas.
No volverán los aceites azucarados,
el algodón, las horas de desánimo,
la cera virgen y los rendidos soldados
pisando claveles y retama.
Ni las abiertas rosas
de los jardines
ni las frágiles, aladas jeringuillas,
las serpentinas de tinte desvaido
en la cartera con manchas de tinta.
No volverán las flores amarillas del río,
las sonrisas, los pecados, el regaliz,
los meybas y las bambas de los veranos perdidos,
los sofocantes mediodías de piscina.
Ningún polvo de tiza me tiznará los dedos
cuando, al regreso de una inútil pizarra,
lleve el fracaso de un teorema absurdo:
que el cuadrado de la suma de los recuerdos
no puede llenar ni la mitad una vida.
ni las frágiles, aladas jeringuillas,
las serpentinas de tinte desvaido
en la cartera con manchas de tinta.
No volverán las flores amarillas del río,
las sonrisas, los pecados, el regaliz,
los meybas y las bambas de los veranos perdidos,
los sofocantes mediodías de piscina.
Ningún polvo de tiza me tiznará los dedos
cuando, al regreso de una inútil pizarra,
lleve el fracaso de un teorema absurdo:
que el cuadrado de la suma de los recuerdos
no puede llenar ni la mitad una vida.
Narcís Comadira
(Versión de Pedro Casas Serra)
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