jueves, 3 de noviembre de 2011

Rosalinda

ROSALINDA


Estaba Rosalinda en un jardín

con un libro de amor entre las manos.

Era todo silencio que rompía

un ruiseñor a veces con su canto

y el agua de la pila de una fuente

cayendo como lágrimas de un plato.

El balancín en que se hallaba echada

y que con dulce pie iba impulsando

mientras pasaba páginas del libro,

pausadamente hasta quedar parado

disminuyó su ritmo. Rosalinda,

con el libro mecido en su regazo,

acompasadamente respiraba

y así dormida se quedó, soñando

que un príncipe venía desde el cielo

al galope veloz de su caballo

y que luego, acercándose hasta ella,

un beso le ponía sobre el labio.

Despertó Rosalinda y vio que un ojo

tras una nube el sol le iba guiñando.


Pedro Casas Serra (30-10-2011)

2 comentarios:

  1. Rosalinda, se balanceaba
    y balanceaba sus besos,
    su ternura,
    deseaba que llegasen a las nubes
    para alcanzar el regazo de su amado.

    ¡Hola Pere! como hago con muchos de mis amigos los poetas, he querido comentar tu poesía con poesía. Un fuerte abrazo, amigo mío

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Joseba. Hasta el mediodía. Un abrazo.

    ResponderEliminar