sábado, 25 de diciembre de 2021

Sobre la poesía, mis poemas y otras cosas 121 (mis comentarios en airesdelibertad.com)

 
Una tormenta arrasa la cosecha de manzanas https://sientopasareltiempo.blogspot.com/2020/12/2015-10-03-una-tormenta-arrasa-la.html De hecho, he comido manzanas, pues, gracias a la globalización, éstas llegan de cualquier parte del mundo. La manzana, desde Eva, siempre ha sido tentadora. Al horno, en macedonia, ensalada o en puré, de las manzanas ya gusté. De niño, en un intercambio de verano con el hijo de una familia suiza, estuve un mes en un pueblo próximo a Zurich, donde cada día, para cenar, no comían sino pastel de manzana y té. Me gustan mucho las manzanas, pero con catorce años..., tuve suerte de que la criada de la casa, Milagros, se había traido de Galicia morcillas y chorizos que completaban mi menú. (Milagros es uno de los ángeles de la guarda que he tenido la suerte de conocer). Las manzanas son muy bonitas, pero cuando más bonitas son es cuando cuelgan del árbol. Es una de las contradicciones de la economía globalizada, como que la Unión Europea subvencione para que no se superen cupos o no se cultiven determinadas especies. El poema es un ejercicio que hice en un taller del Grupo Metáfora sobre "Noticias de prensa". El campo -como bien saben los agricultores- está sujeto a las veleidades meteorológicas, y nosotros a las gastronómicas, que las apetitosas manzanas satisfacen.

Cuando se llega al punto final es inútil reanudar la escritura.

Siempre el enamorado es pordiosero.

El poeta, antes que nada, es cantor.

El mejor viaje sería el que nos regresara al útero materno.

A mis compañeros del Clínico https://sientopasareltiempo.blogspot.com/2019/08/1991-1107-mis-companeros-del-clinico.html  Este poema da a entender los motivos (de alguna manera terapeúticos) que me llevaron, a los 40 años, a escribir poesía y a pintar, retomando unas aficiones que no cultivaba desde que había acabado el bachillerato. Los ingresos hospitalarios ayudan a entender más a los demás y a entenderse uno mismo; son una retirada de la vida activa que puede servir para la reflexión. Las razones por las que cada uno empieza a escribir poesía son distintas; yo,  para entender y entenderme en circunstancias difíciles, retomando una actividad que no practicaba desde niño y en la que encontré un forma de desahogo. Con el cambio de mis circunstancias también han cambiado mis motivaciones, aunque escribir poesía sigue siendo para mí una forma de introspección, pero ahora con el deseo de comunicarme con otros. Cuesta años llegar a hacer de la experiencia poesía. La poesía es la más biográfica de las literaturas. Los miedos son menores una vez que se comparten... y la soledad se convierte en compañía. Al mirar hacia atrás, sorprende todo lo que uno ha vivido. Es curioso como hay personas que se entienden facilmente y otras que no hay manera que se entiendan. De todo se puede sacar provecho si se busca el camino. Se trata de formar parte por un tiempo de un grupo hospitalario, y convivir con personas que de otra forma nunca se hubiera conocido (algo así como el servicio militar obligatorio de antes). Agradezco el diminutivo (Pedrito) y el afecto que conlleva: con los años ya no existen las personas que me llamaban así y se echa de menos. Un ingreso clínico, con la suspensión de la vida ordinaria que conlleva, sirve para reflexionar y forjarse proyectos; como en todo, y no sólo por su esfuerzo, unos los llevan a cabo y otros no. El aislamiento crea fantasmas y la comunicación los aleja.

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