lunes, 20 de diciembre de 2021

Sobre la poesía, mis poemas y otras cosas 116 (mis comentarios en airesdelibertad.com)

 Aire desenfadado a lo François Villon: como la vida misma.

Lo callado aumenta el valor de lo que se dice.

A veces, en medio de la felicidad, nos entra el miedo a que esta felicidad no pueda durar, a que algo malo tenga que ocurrir, como si ser feliz comportara un castigo. Pero no es así, placer y dolor son compartimientos de un mismo tren.

Me he acordado de que, siendo niño, en mis verano en Lloret de Mar, conocí a un señor que era un maestro en papiroflexia, construía en papel toda clase de animales, de cosas, y las regalaba a los niños (algo así debería conseguir la poesía).

El poeta tiene esa capacidad de alzarse sobre lo que le rodea.

Creo haber leído que persona-personalidad, se origina en la máscara con la que los actores griegos eran identificados con su personaje.

La vida es una sucesión de derrotas, con algún armisticio, hasta la última, claro.

Uno se empieza a morir con la muerte de los que le quieren, y se acaba de morir con el olvido de los que te conocían.

Todo niño se merece una flor https://sientopasareltiempo.blogspot.com/2020/12/una-tormenta-arrasa-la-cosecha-de.html Realmente la fotografía del niño pequeño ahogado y depositado por el mar en la playa, conmueve a cualquier ser humano, y pone de manifiesto un grave problema y sobre todo una constante injusticia. No es un niño sólo, son todos los niños, todas las personas que se ven abocadas a escaparse del hambre, de la guerra, de la muerte, para, muchas veces, no encontrar sino más hambre, persecución e incluso la muerte. Después, uno empieza a discurrir, y no puede por menos de pensar que situaciones tan inhumanas no se producirían si no beneficiaran a alguien. Las noticias nos desconciertan y acaban muchas veces por insensibilizarnos con su bombardeo constante y contradictorio. Se dicen, luego se desmienten, luego se les da la vuelta... Los políticos las llevan en cuanto pueden a su molino y acaban pareciendo imbéciles por sus cambios constantes de opinión que hace que uno acaba por pensar que no son sino marionetas manejadas por hilos ocultos. ¿La opinión pública influye en los gobiernos o los gobiernos influyen en la opinión pública? Todos procuran influir en todos y los que tienen más posibilidades de hacerlo son los que tienen más instrumentos a su alcance, grupos de presión mayormente. Lloramos por un niño ahogado pero hemos estado levantando muros de espinos cada vez más alto en nuestras fronteras y disparado con balas de goma a los que querían alcanzar a nado nuestras costas (en Ceuta y Melilla), ocasionando muertos. Y digo hemos porque lo hemos consentido. ¿Ahora Merkel es buena porque dice que acogerá a 800.000 sirios (provocando un efecto llamada de incalculables consecuencias) o quiere aprovecharse de esa mano de obra cualificada y barata, (después de apoderarse junto con Estados Unidos y otros países del petroleo de los países de donde estas poblaciones huyen? ¿El gobierno hungaro es un monstruo porque los retiene en su pais (cumpliendo la legislación comunitaria vigente) o está asustado temiendo ser invadido por millones de extranjeros que lo arrasen a su paso? ¿Quién es responsable de todo esto? ¿Quién tiró la primera piedra? ¿Quién pagará los platos rotos? Abrir los ojos y los corazones a los que sufren estas injusticias no significa cerrar los ojos y la inteligencia a quienes las provocan. ¡Qué pena de mundo! Procuremos que pronto todos los niños tengan una vida mejor y un futuro con posibilidades. A veces tengo la impresión que algunos crean primero la enfermedad y luego la medicina; siempre ganan. No me considero un poeta sin fe ni pienso en que perder la vida sea ningún suplicio. Yo creo en otras muchas cosas, aunque no crea en otra vida después de la muerte, porque no conozco a nadie que haya resucitado (por ejemplo, creo que, si el conjunto de la materia persiste íntegramente en el universo, nuestros átomos seguirán, pero pienso que difícilmente formarán una nueva persona y menos exactamente la mía); y con la muerte, procuro conformarme, pues la veo como parte del ciclo vital. Lo que me indigna es que alguien muera (para mí la vida es el bien más preciado de un ser vivo) por culpa de otro (directa o indirectamente), y cuanto más joven sea la víctima, más me indigna, porque menos ha podido cumplir su ciclo vital (nacer, crecer, multiplicarse y morir, con todos sus momentos buenos, regulares y malos). Me apena menos la muerte de un anciano que la de un niño, porque un anciano ha vivido el máximo que su cuerpo aguanta y un niño sólo ha empezado a vivir (naturalmente que hay ancianos cuya muerte lamento mucho, por razones de amistad, cariño, respeto... pero me consuela saber que han vivido mucho). La muerte de un niño la lamento siempre (excepto cuando su vida, a causa de una enfermedad, le signifique sólo sufrimiento). Tampoco, por eso, creo que hay épocas de la vida mejores que otras; cada una tiene sus ventajas y sus inconvenientes: hay infancias muy desgraciadas y ancianidades muy felices. No me quejo por hacerme viejo y acercarme a la muerte, procuro aprovechar todas las facultades que conservo y disfrutar de la serenidad de ánimo que la experiencia me proporciona. Y me va bastante bien, no me quejo. Tengo la impresión de que los de mi generación no hemos sido capaces de cambiar muchas cosas, espero que los que hoy son jóvenes lo logren. La imagen de este niño sirve de imagen de todos los niños en todas las guerras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario