NO DIRÉ SU NOMBRE
Había, el siglo IV antes de Cristo
- Éfeso lo erigió para Artemisa -
Rico templo del que hizo su divisa,
Oro, sándalo y mármol, bien provisto.
Séptima maravilla por lo visto,
Todo él reducido fue a una brisa
Rojiza y humeante, cuando aprisa
Alejandro el Mayor se dijo “existo”.
Tenía el incendiario y la gritó
Orgullosa pasión por ganar gloria:
“¡Mi nombre pasará así a la historia!”
En una noche oscura y sin relente
La bella construcción quemó el demente,
La lámpara sagrada le arrojó.
¿A quién se le ocurrió?
Mejor callo, a morir fue sentenciado
Otro aquel que nombrara al desgraciado.
Pedro Casas Serra (01-11-2014)
Pedro, qué original tema para un poema.Se necesita habilidad literaria para hacer de un hecho histórico lejano, un poema como este.
ResponderEliminarLa Historia nos demuestra que siempre ha habido gente que utiliza la violencia para pasar a la posteridad sea como sea.
Un abrazo.
Celebro que te haya gustado, Fany. La antigüedad nos demuestra que no hemos cambiado tanto.
ResponderEliminarUn abrazo.