Imensas noites de inverno,
com frias montanhas mudas,
e o mar negro, mais eterno,
mais terrível, mais profundo.
Este rugido das águas
é uma tristeza sem forma:
sobe rochas, desce fráguas,
vem para o mundo, e retorna...
E a névoa desmancha os astros,
e o vento gira as areias:
nem pelo chão ficam rastros
nem, pelo silêncio, estrelas.
A noite fecha seus lábios
- terra e céu - guardado nome.
E os seus longos sonhos sábios
geram a vida dos homens.
Geram os olhos incertos,
por onde descem os rios
que andam nos campos abertos
da claridade do dia.
Cecilia Meireles, Viagem, 1939.
SOLEDAD
Inmensas noches de invierno,
con frías montañas mudas,
y el mar negro, más eterno,
más terrible, más profundo.
Este rugir de las aguas
es de una pena sin forma:
sube rocas, baja fraguas,
viene al mundo, y se retorna...
Y la niebla funde astros,
y el viento voltea arenas:
ni en el suelo quedan rastros
ni, en el silencio, estrellas.
La noche cierra sus labios
- tierra y cielo - oculto nombre.
Y sus largos sueños sabios
generan vidas de hombres.
Generan ojos inciertos,
por donde bajan los ríos
que andan por campos abiertos
de la claridad del día.
Cecilia Meireles
(Versión de Pedro Casas Serra)
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