Homem vulgar! Homem de coração mesquinho!
eu te quero ensinar a arte sublime de rir.
Dobra essa orelha grosseira, e escuta
o ritmo e o som da minha gargalhada:
Ah! Ah! Ah! Ah!
Ah! Ah! Ah! Ah!
Não vês?
É preciso jogar por escadas de mármore baixelas de ouro.
Rebentar colares, partir espelhos, quebrar cristais,
vergar a lâmina das espadas e despedaçar estátuas,
destruir as lâmpadas, abater cúpulas,
e atirar para longe os pandeiros e as liras...
O riso magnífico é um trecho dessa música desvairada.
Mas é preciso ter baixetas de ouro,
compreendes?
- e colares, e espelhos, e espadas e estátuas.
E as lâmpadas. Deus do céu!
E os pandeiros ágeis e as liras sonoras e trémulas...
Escuta bem:
Ah! Ah! Ah! Ah!
Ah! Ah! Ah! Ah!
Só de três lugares nasceu até hoje esta música heróica:
do céu que venta,
do mar que dança,
e de mim.
Cecilia Meireles, Viagem, 1939.
CARCAJADA
¡Hombre vulgar! ¡Hombre de corazón mezquino!
yo te quiero enseñar el arte sublime de reír.
Inclina esa grosera oreja, y escucha
el ritmo y el sonido de mi carcajada:
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!
¿No lo ves?
Es preciso tirar por escaleras de mármol vajillas de oro.
Romper collares, partir espejos, quebrar cristales,
doblar la hoja de las espadas y despedazar estatuas,
destruir lámparas, abatir cúpulas,
y tirar lejos panderos y liras...
La magnífica risa es un trozo de esa música enloquecida.
¿Pero es preciso tener vajillas de oro,
comprendes?
- y collares, y espejos, y espadas y estatuas.
Y lámparas. ¡Dios del cielo!
Y ágiles panderos y liras sonoras y temblorosas...
Escucha bien:
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!
Sólo de tres lugares nació hasta hoy esta música heroica:
del cielo que sopla,
del mar que baila,
y de mí.
Cecilia Meireles
(Versión de Pedro Casas Serra)
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