“Ulises, ¿qué temes?”, la escribí fuertemente influido por la poesía “Viaje a Ítaca” de Constantino Kavafis. En esta poesía, Kavafis nos dice que lo realmente importante del viaje -la vida- no es alcanzar su destino -la muerte- sino todo lo que se experimenta durante el viaje. Yo, en la mía, vengo a decir que el destino del viaje es uno mismo.
ULISES, ¿QUÉ TEMES?
Sé que hace tiempo que no duermes
oteando sin cesar el horizonte,
pero Ulises, ¿qué temes?,
no eres tú quien ha creado Ítaca,
sino Ítaca quien te ha creado a ti.
Son los bosques de Ítaca los que te mecen,
en sus brazos te acogen cuando te despiertas,
con sus ramas te protegen en las tormentas.
Son los rebaños de Ítaca los que te abrigan,
te dan calor por las noches,
al sonido de sus esquilas te adormeces.
En los ojos de tus compañeros, se refleja el cielo de Ítaca,
en sus palabras, en sus gestos, en sus cuerpos,
se descubren sus gentes:
esos valles de Ítaca, sus vientres,
esas colinas, sus rodillas,
esos ríos, sus piernas,
esas playas, sus pies.
Ulises: no temas,
Ítaca no te abandonará jamás.
Y cuando deje de soplar el viento,
y la niebla te impida ver el sol,
empuña con fuerza el timón,
que tus compañeros se agarren a los remos,
que es a Ítaca a quien tenéis entre los brazos,
que os guía y os conduce hasta ella.
Pedro Casas Serra, Mi cuerpo es mi presente (2008)
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