La siguiente poesía la escribí en el Monasterio del Císter de Tulebras, en Navarra. Es un soneto que trata del misterio que sigue a la muerte. Con el símil de la incertidumbre de un camino cuyo destino ignoramos. También nos propone que, puesto que no conocemos nuestro destino pero si en cambio nuestro origen, procuremos recordar el trayecto para poder regresar a nuestro origen. Quizás el destino sea el origen de donde venimos. Volvemos a allá de donde venimos.
COMO EL AVE AL VOLAR...
Como el ave, al volar, abre sus alas,
tú planeas inquieto tu futuro,
sin pensar que al llegar al fin del muro,
saber qué habrá detrás, son martingalas.
Quiere mejor, como la nieve espesa
cae sobre la tierra blandamente,
atravesar el mundo, indiferente,
atento solo a cuanto de él te besa.
La risa llevarás por equipaje,
que al no saber a dónde va el camino,
es mejor emprender ligero el viaje.
Y que más importante que el destino,
es, al andar, fijarse en el paisaje,
para acertar después donde se vino.
que al no saber a dónde va el camino,
es mejor emprender ligero el viaje.
Y que más importante que el destino,
es, al andar, fijarse en el paisaje,
para acertar después donde se vino.
Pedro Casas Serra, Mi cuerpo es mi presente (2008)
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