Con la muerte, nuestro cuerpo vuelve a la tierra y nuestro espíritu
permanece en nuestras obras y en quienes nos conocieron. Somos una parte
minúscula del universo, pero tenemos corazón para amar y memoria para
recordar.
¡Cómo me gustaría que hubiera quien viera aún al niño
en mi! Porque las personas que lo veían han muerto todas. Y si embargo,
el niño sigue ahí.
El fado: la melodía más melancólica que existe. La oigo y me traslado a Portugal.
Paralelismos
de la historia: lo del rey Herodes no es solo una leyenda sino una
realidad que se repite: estos días los reyes, los presidentes, visitan a
sus tropas, van a desearles que pasen unos días felices entre guerra y
guerra, entre muerte y muerte.
Con los sueños pasa como con
las flores del campo, que uno no sabe nunca por dónde van a salir.
Cuando soñamos podemos ser cualquier cosa, ir a cualquier parte, hacer
lo impensable
El tópico literario del Theatrum mundi en que a cada uno nos toca representar un papel. Lo difícil es salirse del guión.
La belleza es fruto de la discontinuidad.
Creo
que todos los niños hemos soñado con conducir un tren y todos nos hemos
extasiado mirando, con la nariz pegada a la ventanilla, como
atravesábamos el mundo.
lunes, 7 de noviembre de 2022
Sobre la poesía, mis poemas y otras cosas 218 (mis comentarios en airesdelibertad.com)
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