A LA VEZ DESTRUCTOR Y DESTRUIDO
Viví primero para encontrarte,
luego viví para quererte,
más tarde para olvidarte...
Y ahora que has muerto... ¿Para qué he de vivir?
Sin verme reflejado en otros ojos,
sin que a nadie angustie mi tardanza...
¿Quién soy? ¿Adónde voy?
Sin compartirlo... ¡Qué poco vale todo!
Sin besos ni caricias mi cuerpo me es ajeno.
Eran tus besos los que me daban cuerpo
y tus ojos la forma,
tus palabras me vestían,
tu alegría bombeaba mi sangre.
Es el amor quien crea, quien hace a una mujer
diosa de un hombre y a un hombre un héroe,
hablar al elocuente y callar al prudente.
Ahora, sin cuerpo ni alma, confundido,
a la vez destructor y destruido,
añorando un pasado irrecuperable,
buscando algo que no sé definir,
a mitad de camino entre dos nadas...
¿Puede darme alguien lo que yo deseo?
¿Es posible el amor de nuevo?
¿O debo conformarme con ir tirando
y ya que no feliz, mostrarme digno,
no quejarme, no infundir compasión,
no abandonarme...
serenamente pasar lo que me quede
y pensar en los otros que comienzan?
Pesa mucho el pasado
cuando no se vislumbra un camino
y el impulso inicial se va perdiendo.
Pedro Casas Serra (1989,01)
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