Al niño que huele embelesado una flor
le queda la luz entre las hojas de los árboles,
el eco de una voz llamándole papá,
el tacto de una mano que pierde fuerza,
el gusto por tocar pieles y oler perfumes,
el abrazo de la toalla de baño que lo seca,
unas palabras que le llegan inesperadamente,
el balanceo de las olas del mar,
el sabor de las cerezas frías en verano,
la entrega de unos ojos sobre sus rodillas,
la canción del agua contra las piedras del río,
la sonrisa que le ayuda a salvar obstáculos,
la conversación frente al paisaje que se desvanece,
el sol tras los párpados, fundiéndole con la arena,
unos caminos mojados por la lluvia,
el sudor que produce el orgullo de alcanzar la cima,
la foto del niño que huele embelesado una flor.
Pedro Casas Serra (05-09-2000)
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la entrega de unos ojos sobre sus rodillas,
ResponderEliminarla canción del agua contra las piedras del río,
la sonrisa que le ayuda a salvar obstáculos,
Qué lindo, qué tierno
poema, Pedro!
Bellísimo poema, querido
amigo...
Un beso
Beijos
Maria Lua
Celebro que te haya gustado, María. Gracias por tus palabras. Un abrazo. Pedro.
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