jueves, 13 de mayo de 2021

Sobre la poesía, mis poemas y otras cosas 001 (mis comentarios en airesdelibertad.com)

 Un poema que dé calor y arrope los sueños como las colchas de patchwork.

Hay poemas que son una sonrisa.

El poema acompaña, la palabra halla eco.

Para un niño, la muerte de su madre, es como un eclipse de sol, el mundo a su alrededor se oscurece. Pero el sol reaparece y la vida continua con el recuerdo de la madre muerta. Los niños fácilmente se autoculpabilizan de las desgracias, es necesario explicarles que ellos no son los responsables.

La vida es un regalo y lo único que poseemos.

No hay paraíso más bello que el mundo en que vivimos.

Por desgracia el mensajero del amor no es un ángel sino un niño, Cupido, provisto de un arco y flechas que dispara con los ojos vendados. ¡Así pasa luego lo que pasa!

Daira, mi perra, me ayudó mucho a potenciar mis sentidos. ¿Por qué somos tan complicados, tan contradictorios, los humanos?

El poema constituye un aviso que conviene atender.

El vuelo de la imaginación puede acabar en descalabro.

Entre el amor y el odio hay una corta distancia que es mejor no cruzar. Los celos son una enfermedad que contamina cuanto toca.

Abuelos y nietos acostumbran a llevarse bien, sus corazones van al mismo ritmo.

Sonreír pese a todo: esa es la lección.

La infancia es atrevida, la vejez sabia.

Poema: una llamada que aguarda su eco.

El que no es aprendiz no es maestro.

Llega el pasado con su mezcla de sabores agridulce.

El amor teje sueños.

¡Si las cosas nos hablaran! ¡Si pudiéramos entenderlas! ¡Si pudiéramos transmitirlo!

Los sueños, esos traidores que desentierran recuerdos.

El amor apaga el dolor.

A menudo nos excusamos diciendo que no está en nuestra mano solucionar los problemas de los demás, cuando no solo podemos sino que estamos obligados a hacerlo, pues a menudo hemos contribuido a crearlos: el hambre de otros es el resultado de nuestro hartazgo.

En los sueños la imaginación alcanza su mayor libertad.

La música concita los recuerdos y la poesía los sujeta.

Hay cosas para las que hacen falta dos.

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