martes, 8 de enero de 2019

El yo disminuido (Sombras adormecidas)

EL YO DISMINUIDO


Tú sabrás más que yo pero yo enamoraba más a la gente. A mí, Milagros me sentaba en su falda y me contaba cuentos, ¿puedes decir tú lo mismo de alguien?


Tía Ramona me preparaba unos sándwiches deliciosos y tía Rosita, cuando acababa el curso escolar,  me llevaba a ver varias películas en una tarde. Era un niño afortunado.


Mis veranos duraban tres meses y medio y encima los pasaba con mamá: alquilábamos una casa en Lloret y aquellos días de playa sí que eran largos, larguísimos (casi tan largos como tus días de ahora) y felices.


Y como aún me sobraba tiempo, mis otros tíos se me disputaban para que pasara unos días con ellos, de la torre de unos a la torre de otros. ¡Aquello sí que era una fiesta!


Y los inviernos, con papá en Madrid: el Museo de la Guerra, el Parque del Retiro, la Casa de Campo, el Teatro de la Zarzuela... Iba al colegio, sí, pero mis profesores me tenían cariño, hacía amigos y aprendía cosas.


Es verdad que a veces me sentía como una maleta, pero una maleta muy querida y cuidada por todos. Tú vives de recuerdos, yo vivía en un mundo de fantasía rodeado de ángeles que me protegían.


Pedro Casas Serra (31-05-2017)

No hay comentarios:

Publicar un comentario