lunes, 21 de enero de 2019

Cocó (Sombras adormecidas)

COCÓ


Para David Baena


Cocó está cada día más amigable.

A Juan Ramón ya no le pica.

Cuando por las mañanas le ofrece el dedo

para llevarlo a la ducha,

echa a volar

y se esconde bajo los muebles un buen rato

hasta que se deja coger.

Es un juego.


Se han acabado los trocitos de galleta

en el desayuno

y alguna que otra exquisitez

en las comidas.

Desde que solo come lo suyo

y se le vaporiza

con agua con vinagre de manzana

- como nos dijo David, su veterinario -

su plumaje ha recuperado

la brillantez de sus colores.


Por la tarde, cuando se le lleva

a pasear por la casa

por su artrosis,

va tan contento

y curiosea por los rincones.

Ya no le da miedo dejar su jaula.

Y si en nuestra ausencia

un ruido le asusta

y sale despedido de ella,

al regresar lo encontramos

subido al sofá

- tan pancho.


Esta noche he soñado

que oía ruido

y me lo encontraba

casi sin plumas en una ala

y comiendo con fruición

un trozo de camembert.

No había forma

de que lo soltara del pico.


Pedro Casas Serra (07-07-2017,01)

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