EL NIÑO VIEJO
A veces, me salen al encuentro
personas que hace tiempo que no veo,
y las reconozco,
pero luego pienso
que por lógica no son ellas
sino que son como eran ellas
hace veinte años.
Ante esto me rebelo
porque para mí no he cambiado
y sigo siendo el mismo
que lloraba de niño
si me dejaban solo.
Y cuando llegue a viejo
- o mejor, me vean como un viejo -
seguiré siendo ese niño
que no ha entendido nada
y que se sorprende
al no ver en el espejo reflejada
su cara rubicunda y mofletuda,
y que se siente triste
porque no encuentra
a su padre, a su madre, a sus hermanas,
a sus amigos, a sus amantes...
y si los ve,
sólo son otros que se les parecen
como otros se parecerán a él
cuando él ya no se parezca a nadie.
Pedro Casas Serra (10-05-1991,01)
Me llega la añoranza de ver que el tiempo nos transforma; más por fuera que por dentro y el niño que aún somos, se acostumbre a vivir dentro de la nueva estructura del cuerpo.
ResponderEliminarUn tema muy humano, filosófico y poéticamente expresado.
Un abrazo.
Tú lo has resumido muy bien, Fany. Gracias por tu visita.
ResponderEliminarUn abrazo.