COCÓ, MI AMIGO Y YO
El
sol salió, -hoy por primera vez-,
tras
de cuarenta días de tormenta;
en
el inmenso mar, moverse lenta,
hemos
visto la forma de un gran pez.
Tal
era nuestra angustia y escasez
que,
tumbados al sol que más calienta,
la
tarde se pasó sin darnos cuenta,
sin
llevar por vestido ni un mal fez.
Mañana
nos espera un nuevo día
en
que, a bordo de frágil almadía,
-solo
resto del mundo que quedó-,
llegaremos
a ver una bahía
de
un lugar, que no sea fantasía,
donde
vivir Cocó, mi amigo y yo.
Pedro
Casas Serra, Ad líbitum, 2015
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