lunes, 20 de abril de 2015

Cantos de Estambul (Gaudium)

 
CANTOS DE ESTAMBUL
¡Grande es el amor para quien acude a su llamada!
¡Ven, acude a la llamada del amor!
El amor lavará tus miembros en fuentes de mármol de Mármara.
El amor tenderá a tus pies alfombras de seda de Sivas.
El amor cubrirá tu cabeza con bóvedas revestidas de azulejos de Iznik.
¡Grande es el amor para quien acude a su llamada!
¡Ven, acude a la llamada del amor!

¡Mírame, soy el inmenso plátano del parque de Sultanahmet,
y mis raíces se nutren con el agua de la cisterna de Yerebatán!
He dado sombra a los jenízaros del Imperio otomano.
He dado sombra a los “jóvenes turcos” de Kemal Atatürk.
He dado sombra a los turistas que, como tú, visitan la Mezquita Azul.
¡Mírame, soy el inmenso plátano del parque de Sultanahmet,
y mis raíces se nutren con el agua de la cisterna de Yerebatán!

¡Huéleme, soy el agua repleta de peces del estrecho del Bósforo,
donde arrojan sus sedales los pescadores de Üsküdar!
Guardo el reflejo de la nave de Jasón en busca del vellocino de oro.
Guardo el reflejo de las murallas en llamas de Constantinopla.
Guardo el reflejo de las mujeres del harén del palacio Dolmabahçe.
¡Huéleme, soy el agua repleta de peces del estrecho del Bósforo,
donde arrojan sus sedales los pescadores de Üsküdar!

¡Siénteme, soy la mano del masajista del hamam de Cemberlitas,
que frota tu cuerpo, tumbado para sudar, sobre la “piedra del vientre“!
La misma mano que blandió la cimitarra en la guerra santa del Islam.
La misma mano que empuñó el remo en la nave de Barbarroja.
La misma mano que se lleva a la boca el narguilé.
¡Siénteme, soy la mano del masajista del hamam de Cemberlitas,
que frota tu cuerpo, tumbado para sudar, sobre la “piedra del vientre!


¡Gústame, soy la fruta del vendedor ambulante de la plaza Taksim,
traída para tu deleite desde la Anatolia más profunda!
¡Nada iguala la dulzura de mis higos!
¡Nada iguala la frescura de mis peras!
¡Nada iguala la carnosidad de mis melocotones!
¡Gústame, soy la fruta del vendedor ambulante de la plaza Taksim,
traída para tu deleite desde la Anatolia más profunda!
Pedro Casas Serra, Ad líbitum, 2015

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