COMO SI FUERA CIEGO Y SORDOMUDO
Déjame poseerte sin palabras, sin mirarte,
como si fuera ciego y sordomudo. Olerte
y recorrerte con las manos siguiendo tu contorno
desde los pies hasta la cabeza. Acercarme,
unir mi cuerpo al tuyo, mi piel contra la tuya,
lentamente. Soplarte suavemente en las mejillas,
los pezones y también en la planta de los pies.
Reseguir con la lengua la curva de tu cuello,
la línea de tus cejas, meterla en tus orejas
y en tu ombligo. Hundir la nariz en tu vientre,
mordisquear tu cintura y el vello de tu pubis,
acariciar tu clítoris rítmicamente y entretanto
besarte recorriendo tu lengua, tu boca,
tus dientes. Déjame, despacio, penetrarte
y atraerte hacia mí con mis brazos
en un cálido abrazo. Cabalgaremos juntos
formando un todo único y mezclaremos
nuestros cuerpos y nuestros olores.
Entrecruzados seremos como un ser
mitológico de cuatro brazos y dos cabezas.
Y todo estallará al derramarme yo dentro de ti
y una corriente eléctrica nos recorrerá
y nos fundirá. Luego, como niños saciados,
nuestros miembros y manos quedarán relajados.
Más tarde nos dormiremos plácidamente.
Pedro Casas Serra (15/05/1992)
Una excelente y detallada lección de erotismo práctico.
ResponderEliminarSensualidad, pasión y ternura se entremezclan en tus versos.
Un abrazo.
Ya lo dijo mi amigo y poeta, ya desaparecido, Florentino Huerga: "Un buen polvo". Gracias por tus palabras, Fany.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estimado amigo Pedro,
ResponderEliminarCreo que en este poema he comenzado a conocerte realmente. Te felicito por tantísima sensibilidad amatoria hecha poesía. Me ha gustado de veras.
Regreso, de a poquitos, al mundo del verso después de un largo retiro.
Mi abrazo amigable y admirado.
Candela
Agradezco tu visita, Candela. Este poema está escrito desde la memoria y la ausencia.
ResponderEliminarUn abrazo.