martes, 4 de septiembre de 2012

"Pequena crónica policial" de Mario Quintana


Jazia no chão, sem vida,
E estava toda pintada!
Nem a morte lhe emprestara
a sua grave beleza...
Com fria curiosidade,
Vinha gente a espiar-lhe a cara,
As fundas marcas da idade,
Das canseiras, da bebida...
Triste da mulher perdida
Que um marinheiro esfaqueara!
Vieram uns homes de branco,
Foi levada ao necrotério.
E quando abriam, na mesa,
O seu corpo sem mistério,
Que linda e alegre menina
Entrou correndo no Céu?!
Lá continuou com era
Antes que o mundo lhe desse
A sua maldita sina:
Sem nada saber da vida,
De vícios ou de perigos,
Sem nada saber de nada...
Com a sua trança comprida,
Os seus sonhos de menina,
Os seus sapatos antigos!

Mario Quintana (Canções, 1946)


Pequeña crónica policial

Yacía en el suelo, sin vida,
¡Y estaba toda pintada!
Ni la muerte le había prestado
su grave belleza...
Con fría curiosidad,
Venía la gente a mirarle la cara,
Las hondas marcas de la edad,
De las palizas, de la bebida...
¡Triste de la mujer perdida
Que un marinero apuñalara!
Vinieron unos hombres de blanco,
Se la llevaron al depósito.
Y cuando abrían, sobre la mesa,
Su cuerpo sin misterio,
¡¿Qué linda y alegre niña
Entró corriendo en el Cielo?!
Allá siguió como era
Antes que el mundo le diese
Su condenado destino:
Sin saber nada de la vida,
De vicios o de peligros,
Sin saber nada de nada...
Con su larga trenza,
Sus sueños de niña,
¡Sus zapatos viejos!

Mario Quintana (Canções, 1946)
(versión de Pedro Casas Serra)

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