miércoles, 19 de septiembre de 2012

"A vida verdadeira" de Thiago de Mello


Pois aqui está a minha vida.
Pronta para ser usada.

Vida que não se guarda
nem se esquiva, assustada.
Vida sempre a serviço da vida.
Para servir ao que vale
a pena e o preço do amor.

Ainda que o gesto me doa,
não encolho a mão: avanço
levando um ramo de sol.
Mesmo enrolada de pó,
dentro da noite mais fria,
a vida que vai comigo é fogo:
está sempre acesa.

Vem da terra dos barrancos
o jeito doce e violento
da minha vida: esse gosto
da água negra transparente.
A vida vai no meu peito,
mas é quem vai me levando:
tição ardente velando,
girassol na escuridão.

Carrego um grito que cresce
Cada vez mais na garganta,
cravando seu travo triste
na verdade do meu canto.

Canto molhado e barrento
de menino do Amazonas
que viu a vida crescer
nos centros da terra firme.
Que sabe a vinda da chuva
pelo estremecer dos verdes
e sabe ler os recados
que chegam na asa do vento.
Mas sabe também o tempo
da febre e o gosto da fome.

Nas águas da minha infância
perdi o medo entre os rebojos.
Por isso avanço cantando.

Estou no centro do rio,
estou no meio da praça.
Piso firme no meu chão,
sei que estou no meu lugar,
como a panela no fogo
e a estrela na escuridão.

O que passou não conta?
indagarão as bocas desprovidas.
Não deixa de valer nunca.
O que passou ensina
com sua garra e seu mel.
Por isso é que agora vou assim
no meu caminho.
Publicamente andando.

Não, não tenho caminho novo.
O que tenho de novo
é o jeito de caminhar.
Aprendi (o caminho me ensinou)
a caminhar cantando
como convém a mim
e aos que vão comigo.
Pois já não vou mais sozinho.

Aqui tenho a minha vida:
feita à imagem do menino
que continua varando
os campos gerais
e que reparte o seu canto
como o seu avô
repartia o cacau
e fazia da colheita
uma ilha de bom socorro.

Feita à imagem do menino
mas à semelhança do homem:
com tudo que ele tem de primavera
de valente esperança e rebeldia.

Vida, casa encantada,
onde moro e mora em mim,
te quero assim verdadeira
cheirando a manga e jasmim.
Que me sejas deslumbrada
como ternura de moça
rolando sobre o capim.

Vida, toalha limpa,
vida posta na mesa,
vida brasa vigilante
vida pedra e espuma,
alçapão de amapolas,
o sol dentro do mar,
estrume e rosa do amor:
a vida.

Há que merecê-la.

Thiago de Mello


La vida verdadera

Pues aquí está mi vida.
Lista para ser usada.

Vida que no se protege
ni se escabulle, asustada.
Vida siempre al servicio de la vida.
Para servir a lo que merece la pena
y el precio del amor.

Aunque el gesto me entregue,
no retiro la mano: avanzo
llevando un ramo de sol.
Aún envuelta de polvo,
en la noche más fría,
la vida que va conmigo es fuego:
está siempre encendida.

Viene de la tierra de los barrancos
la forma de ser dulce y violenta
de mi vida: ese gusto
de agua negra transparente.
La vida va en mi pecho,
pero es quien me lleva:
tizón ardiente velando,
girasol en la oscuridad.

Cargo un grito que crece
Cada vez más en la garganta,
clavando su traba triste
en la verdad de mi canto.

Canto mojado y fangoso
de niño del Amazonas
que vio la vida crecer
en medio de tierra firme.
Que sabe llega la lluvia
por el temblor de los verdes,
sabe leer los recados
que trae en alas el viento.
Mas sabe también el tiempo
de fiebre y el gusto a hambre.

En las aguas de mi infancia
perdí el miedo entre los trozos.
Por eso avanzo cantando.

Estoy en medio del río,
en el centro de la plaza.
Piso seguro en mi suelo,
sé que estoy en mi lugar,
como la olla en el fuego,
la estrella en la oscuridad.

¿No cuenta lo que pasó?
indagaron las bocas desprovistas.
No deja de valer nunca.
Lo que pasó nos enseña
con su garra y con su miel.
Por eso ahora voy así
por mi camino.
Públicamente andando.

No, no tengo camino nuevo.
Lo que sí tengo de nuevo
es la manera de andar.
Aprendí (el camino me enseñó)
a caminar cantando
cómo me conviene a mí
y a los que conmigo van.
Pues ya no voy nunca solo.

Aquí tengo mi vida:
hecha a imagen del niño
que continúa varando
los campos comunes
y que reparte su canto
como su abuelo
repartía el cacao
y hacía de la cosecha
una isla del buen socorro.

Hecha a imagen del niño
pero a semejanza del hombre:
con todo lo que tiene de primavera
de valiente esperanza y rebeldía.

Vida, casa encantada,
donde vivo y vive en mí,
te quiero así verdadera
oliendo a mango y jazmín.
Que dejes encandilado
como ternura de moza
rodando sobre el capín.

Vida, toalla limpia,
vida lugar en la mesa,
vida brasa vigilante
vida piedra y espuma,
escotillón de amapolas,
el sol dentro de la mar,
estiercol y rosa del amor:
la vida.

Hay que merecerla.

Thiago de Melo
(Versión de Pedro Casas Serra)

2 comentarios:

  1. Bello poema de Thiago de Mello,
    preciosa tu versión, Pedro!
    Gracias, amigo
    Besos, desde mi primavera en
    las montañas de Nova Friburgo
    Maria Lua

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  2. Ayer llovió mucho en Barcelona: 50 litros por metro cuadrado. Hacía mucha falta, hemos tenido un verano muy seco.

    Gracias por tu comentario, Maria.

    Un abrazo.

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