martes, 27 de abril de 2021

Natalia y Grazalema (Recuerdos durante el confinamiento)

 

NATALIA Y GRAZALEMA


Natalia era una amiga de mi madre que yo trataba durante las vacaciones, porque veraneaba como nosotros en Lloret de Mar. Ella pasaba muchos días en cama, y a mí me dijeron que padecía la enfermedad del sueño porque la había picado la mosca tse-tse. Yo fantaseaba con ello, que la convertía para mí en un ser extraordinario.

Cuando iba a visitarla, Natalia me recibía acostada en su dormitorio, donde yo me sentaba a los pies de su cama y ella me contaba unas historias bellísimas que no eran sino los argumentos de óperas que había visto.

Natalia era para mí como un hada buena. Cuando a su marido, un empresario importante, se le descubrió una amante, sintió él tal vergüenza que se metió en su coche de donde permaneció sin que pudieran sacarle de allí durante varios días.


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Grazalema era una señora que veraneaba, como nosotros, en Lloret de Mar. Supongo que sería socia del Club Náutico, donde se reunían las veraneantes para jugar al bridge todas las tardes de la semana mientras sus maridos estaban en Barcelona trabajando. Ellos venían solo a pasar los fines de semana.

Un verano, Grazalema organizó un espectáculo infantil que se celebró en el cine del pueblo. Durante las días previos vi como se preparaban cuidadosamente los disfraces que se habían de utilizar en el acto. Conservo una fotografía en que se ve un grupo de niños sobre el escenario vestidos de escoceses. Aún guardo el gorro de mi disfraz.


Pedro Casas Serra, Recuerdos durante el confinamiento, 04/06-2020.

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