EL CURA SANA
Yo nací muy cabezón, tanto, que al sacarme a pasear en el cochecito, cuando le preguntaban a mi madre el tiempo que tenía, todo el mundo se sorprendía de lo grande que estaba para mi edad.
Sería porque la cabeza me descompensaba haciéndome perder el equilibrio, que, cuando empecé a andar, me caía a menudo y me hacía muchos chichones. Entonces, yo me ponía a llorar como es lógico, pero mi madre tenía un remedio absoluto: me soplaba donde me dolía, me besaba allí, y me cantaba: Cura sana, cura sana, patita de rana, si no te curas hoy, te curarás mañana.
Pedro Casas Serra
No hay comentarios:
Publicar un comentario