SOBRE MIS HOMBROS…
Sobre mis hombros
tus piernas colocadas,
tus nalgas levantadas
muestran el objetivo
de mi espada.
Retrocedo un momento,
lanzo el vientre adelante,
alargo mi instrumento
y al instante,
alcanzo la victoria
en el intento,
penetrándote;
y ensartado
por mi miembro viril
bien colocado,
inicio un movimiento
de vaivén
que es primero pausado
y luego violento,
y el esfuerzo
me deja sin aliento;
mientras, tú,
por mi falo atravesado,
muestras el tuyo erguido,
aguardando el momento deseado
en que tu cuerpo hendido
dé a mi cuerpo rendido
el golpe de tu pene ensortijado.
Pedro Casas Serra (16-06-1992)
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