2015-01-07 LA CALLE
Parece que llueve
pero es la ducha del vecino a las seis de la mañana.
Había una calle ancha y larga,
tan larga como un día sin pan.
Había coches que iban y venían
como la cremallera del jersey de una adolescente.
Había árboles que en otoño lloraban al caerles las hojas
y reían en primavera cuando les salían.
Había casas sobre las aceras
en que nacían, vivían y morían personas ininterrumpidamente.
Por las noches colgaban estrellas de los balcones
que no eran sino las farolas del alumbrado público.
También había estrellas fugaces
que no eran sino las luces de los coches al pasar.
Por las mañanas, la gente salía de sus casas con aspecto de verdugo que va al trabajo,
y regresaba por las noches con aspecto de verdugo satisfecho.
No había flores en los balcones,
solo algún que otro aparato de aire acondicionado.
El niño chutó la pelota, el cristal se rompió y este poema acabó.
No quisiera ser el protagonista de una historia tan triste,
sobre todo al comenzar el año,
por eso cierro los ojos y procuro dormir.
Había una calle ancha y larga,
tan larga como un día sin amor...
Pedro Casas Serra
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