2013-10-04 EL PRÍNCIPE PRESUMIDO
Érase que se era el hijo de un buen rey,
soberbio, lenguaraz y presumido,
que en horroroso sapo, por embrujo de bey,
por su gran vanidad fue convertido.
Unos niños, un día, en el bosque anduvieron,
hízoseles de noche y aterrados,
sobre una enorme hoja, al feo sapo vieron,
cuando ya se encontraban medio helados.
Compadecido el sapo de su susto,
en su tiara ofrecioles sitio guay
y a casa, de esta forma, llevarles él con gusto.
Y al hacerlo, rompiose el maleficio
y en príncipe dio el sapo, ¡ay caray!,
roto por su bondad el terrible desquicio.
Siendo grande, no pierdas el juicio,
que es de sabios dar muestras de humildad
y a mayores y chicos hacer gran caridad.
Pedro Casas Serra
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