994-02-22 MONÓLOGO DEL HOMBRE QUE LEVITA
Es una suerte
poder levitar
circunstancialmente.
Los magos de los circos
y los ermitaños aeropagitas
de la antigüedad,
son los antecedentes.
Primero fue
comprarme un canario
y oír arias de ópera
en la radio.
Y un día
al salir de casa
olvidé los zapatos.
¡No los olvidé!
¡No los necesitaba!
Adiós suciedad,
colillas, papeles,
escupitajos, cáscaras de fruta.
Y también
pisotones,
zancadillas
y empujones.
La señal “No pisar el césped”
ya no tiene sentido
para mí.
Pero ahora
no sé si seguir
porque la tierra
en las fotos desde los satélites
Pedro Casas Serra
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