1993-02-11 UN MINUTO
Son las once
y treinta y tres
de la mañana
(cierro los ojos)
el sol calienta mi cara,
el aire es fresco,
se oyen los pasos
y las voces
de unos escolares,
se escucha el canto
de las cotorras
y el zureo
de las palomas,
suena lejano
el rumor del tráfico
(abro los ojos)
sus sombras
se mueven con ellos
- los escolares -
distintos verdes
en los árboles,
algunos marrones
en el suelo,
y el gris-azul-plata
del cielo
forman la postal
que veo
desde el banco
en que sigo sentado
a las once
y treinta y cuatro.
Pedro Casas Serra
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