miércoles, 28 de junio de 2023

1992-06-17 EL FLAMENCO

1992-06-17 EL FLAMENCO


Buscando estoy mi amado

y como peregrino

penitente de un castigo divino,

desgrano mi rosario

contemplando los rostros de la gente

en busca de una mirada transparente

que atrape mi mirada soñadora

en el transcurso de mi camino diario.


Gacela ruborosa

que se refugia en la espesura más frondosa,

huye mi amado de mi alcance,

temeroso no fuera depredadora fiera.


A veces veo a alguien que de espaldas

me parece mi amado,

y corro presuroso y al verle de perfil,

decepcionado, veo

que no tiene de mi amado la figura.


Mi amado es un flamenco de plumaje rosado

posado en una pata, indiferente al mundo.


En sueños veo a mi amado encadenado

en un rincón de la ciudad oscuro,

atado a un oficio sin futuro,

la cara sucia, el pelo despeinado,

colmado de sudor, desaseado.


Entonces sueño que lo lavo

con jabón de romero,

que froto fuertemente con mis manos

su parte de delante y su nalguero

con esponja marina,

para secarlo luego con esmero

envolviéndolo en toalla grande, suave y fina,

que le perfumo con lavanda el pelo,

le afeito la barba de tres días

y con loción su cara masajeo.


Después, contemplo a mi amado,

apuesto y bien plantado,

alzándose desnudo

de cuerpo entero

y siento lo que Dios posiblemente

sentiría al contemplar a Adán el primer día.


Luego visto a mi amado lentamente

cubriendo su natura con calzoncillos blancos,

con camiseta blanca sus costillas,

con blanco pantalón sus pantorrillas,

con camisa blanca sus musculosos brazos

y sus ligeros pies... con blancas zapatillas.


Resultando mi amado

obra enteramente mía,

que lo he encontrado,

lavado, vestido y perfumado.


Y tal como lo he hecho lo deshago

desvistiéndolo y dejándolo desnudo

en toda la belleza de su hombría,

gacela trashumante que pasó por delante

y atrapó mi mirada palpitante un día.

 

Pedro Casas Serra

 

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