2010-08-15 AL EMPRENDER VIAJE AL PAÍS VASCO
No por mor de la suerte surgieron esos valles
donde las vacas mugen al pasarles la mano,
sino por la piedad y esfuerzo soberano
que atendieron sus dioses y adoquinó sus calles.
Ni pienses que con versos su recia voz acalles
que silenciar al trueno es un esfuerzo vano,
como querer mudar a quien se siente ufano
de su casa, su lengua, sus gozos y sus ayes.
Llégate, deferente y ansioso peregrino,
a comer de su pan y beber de su vino,
admirar sus encantos y oír sus oraciones.
Así quizá más tarde, al volver del camino,
puedas considerar que alcanzaste el destino
de comprender sus vicios y admirar sus pasiones.
Pedro Casas Serra
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