viernes, 8 de octubre de 2021

La araña Mizguir (Cuentos populares rusos de Aleksandr Nikolayevich Afanasiev )

LA ARAÑA MIZGUIR


Hubo un verano tan caluroso que la gente no sabía dónde esconderse para librarse de los rayos del Sol. Coincidiendo con él, apareció una plaga de moscas y mosquitos, que picaban a la gente de tal modo que cada picadura causaba sangre. Pero a la vez, se presentó el valiente Mizguir, incansable tejedor, que tejió sus redes por todas partes donde volaban las moscas y mosquitos.

Un día una mosca que iba volando fue cogida en las redes de Mizguir.

Este se echó sobre ella y comenzó a ahogarla; pero la mosca suplicó a Mizguir:

- ¡Señor Mizguir! ¡No me mates! ¡Tengo tantos hijos, que si los pobres se quedan sin mí, no tendrán qué comer y molestarán a la gente y a los perros!

Tuvo Mizguir compasión de la Mosca y la dejó escapar. Esta voló zumbando y anunciando a todos sus compañeros:

¡Cuidado, moscas y mosquitos! ¡Escondeos bajo el tronco del chopo! ¡Ha llegado el valiente Mizguir y ha empezado a tejer sus redes por todos los caminos por donde volamos, y a todos matará!

Las moscas y mosquitos, muy deprisa, se escondieron bajo el tronco del chopo, permaneciendo allí como muertas. Mizguir quedó perplejo al ver que no tenía caza; a él no le gustaba pasar hambre. ¿Qué hacer? Llamó entonces al grillo, a la cigarra y al escarabajo, y les dijo:

- Tú, Grillo, toca la corneta; tú, Cigarra, ve batiendo el tambor, y tú, Escarabajo, ve debajo del tronco del chopo. Id anunciando a todos que ya murió el valiente Mizguir, el incansable tejedor; que le pusieron cadenas, lo enviaron a Kazán, le cortaron la cabeza en el patíbulo y luego fue despedazado.

El Gallo tocó la trompeta, la Cigarra batió el tambor y el Escarabajo fue bajo del tronco del chopo y anunció a todos:

- ¿Por qué permanecéis ahí como muertos? Ya no vive el valiente Mizguir; le pusieron cadenas, lo mandaron a Kazán, le cortaron la cabeza en el patíbulo y luego fue despedazado.

Muy contentos, las moscas y mosquitos dejaron su refugio, y echaron a volar con tal aturdimiento que no tardaron en caer en las redes del valiente Mizguir. Este empezó a matarlos, diciendo:

- Tenéis que ser más amables y visitarme con más frecuencia, para convidarme más a menudo, ¡porque sois demasiado pequeños!



Aleksandr Nikolayevich Afanasiev

(Versión poetizada de Pedro Casas Serra)

 

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