miércoles, 12 de octubre de 2022

Sobre la poesía, mis poemas y otras cosas 192 (mis comentarios en airesdelibertad.com)


Si la poesía no nos divierte, si no disfrutamos escribiéndola, ¿para qué hacer algo que tiene tan poco reconocimiento social, que solo nos ayuda a ser felices entre unos pocos seres tan raros como nosotros?

Toda poesía es un work in progress (trabajo en progresión) y por tanto puede mutar con el tiempo.

Es sorprendente que en todo el universo no haya dos seres iguales.

Me gusta el diálogo entre poetas (intertextualidad), pues la poesía que leemos, valoramos y admiramos, también forma parte de nosotros a través de la experiencia de su lectura.

La vida la vamos haciendo día a día con los materiales que tenemos a mano.

Hay algunos para los que nunca pasa nada, en realidad no quieren que pase nada dada su situación de privilegio.

Hay que desnudarse para amar.

La poesía tiene una función sanadora y su voz puede hallar respuesta en otra alma sensible.

En un mundo cada vez más gregario, hay que volver los ojos al pionero, a quien se enfrenta solo a las circunstancias adversas.

El problema de los desplazados es uno de los problemas mundiales más graves que tenemos, por eso está bien recordar que todos somos un poco desplazados, exiliados de una u otra forma: de nuestro hogar o de nuestra infancia, de nuestros seres queridos muertos, de tantas cosas perdidas. Eso ayuda a crear empatía.

No sé si todo el mundo ve con igual ilusión los lunes, desde luego para mí, que estoy jubilado, todos los días son domingo y los días laborables incluso son mejores que los festivos.

Yo ya no monto ni en bicicleta.

En España, hoy, una imagen de familia numerosa es totalmente imposible de encontrar, nuestro índice de natalidad está en el 1'5%, que no garantiza ni el mantenimiento de la población.

Aunque no sea mujer, apoyo su reivindicación de igualdad, porque la estimo fundamental en el camino hacia un mundo más justo. La injusticia que impera en el mundo es un encañizado de arbitrariedades que se sostienen en equilibrio mutuamente (desde la sucesión hereditaria al frente del estado hasta la desigualdad de oportunidades) pero la desigualdad entre géneros es una de sus principales sustentos, por eso acabar con la desigualdad de géneros no solo es necesario per se sino para la construcción de otra sociedad más justa en su conjunto.  

¿Cuántas Españas hay? Para los romanos Hispania era toda la península ibérica, pero los portugueses, para no caer bajo el dominio del reino de Castilla, ya en tiempos de Felipe II, crearon su propia dinastía y se separaron, con lo que la Hispania romana ya perdió un trozo. Desde entonces, se inicia el proyecto de Castilla -mayor en población y territorio y más poderosa sobre todo a partir de su conquista de América-, de intentar asimilar a sus leyes al resto de España y se empieza a llamar español a lo que hasta entonces era el castellano. Con el cambio de la dinastía austracista a la dinastía borbónica (procedente de la Francia absolutista de Luis XIV), el intento centralista y asimilador aumenta y, esta vez por las armas, aprovechándose la resistencia de los reinos de la corona de Aragón a aceptar a Felipe V (el aspirante Borbón absolutista francés), como rey, venciéndose uno tras otro a los distintos reinos de la corona de Aragón (que funcionaban al modo de una federación de reinos bajo la dinastía austracista) y suprimiéndose sus instituciones públicas. Hasta la constitución de Cádiz, los monarcas, en sus monedas, se titulaban "rey de las Españas", porque perduraba la idea de que Españas había más de una (e idiomas españoles también). A partir de la constitución de Cádiz se habla de una sola España, de una sola nación española y del estado español, facilitado por la política liberal imperante, hegemónica a partir de la revolución francesa y los códigos legales napoleónicos. Desde entonces y en aumento, se evidencian dos voluntades o dos Españas, la centrípeta y unificadora que busca el predominio de sus normas e idioma castellanos (ahora llamado español), y la de las otras Españas (periféricas) que luchan por subsistir. Y ahí estamos. En mi opinión, solo el reconocimiento de la existencia de varias nacionalidades e idiomas dentro de España puede contribuir a su persistencia bajo un mismo estado, pero el problema es que la idea federal, de igualdad entre iguales, no está en el ADN de Castilla y su sucesor el Estado español, que no concibe sino su predominio con aceptación de los demás solo como residuos folclóricos. El reconocimiento de las diversas Españas que forman España, para mí, produciría el desarrollo de las distintas partes y el enriquecimiento de la totalidad, así como que el deseo de pertenencia se extendiera a los que hoy se sienten alejados del proyecto actual de la España unitaria y centralizadora.

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