viernes, 25 de noviembre de 2022

Sobre la poesía, mis poemas y otras cosas 236 (mis comentarios en airesdelibertad.com)

Los buenos maestros dejan una huella imborrable. Yo recuerdo varios: el que me ayudó a creer en mí mismo, el que me demostró que se puede mandar sin gritar, el que me trató como a un adulto.

Los sueños son lugares de reencuentro.

No solo las personas despiertan nuestra ternura, también las cosas que nos han acompañado toda la vida.

La historia nos confirma que toda gloria, por grande que parezca, se acaba. Lo que parece no tener fin es la desigualdad.

Quien nos ha enseñado las palabras, estará siempre en ellas.

Sabemos que vamos a la muerte sin remedio, pero deseamos dejar constancia de nuestro paso por la vida, de cuanto amamos y defendimos.

No me molesta el otoño. De hecho el otoño y la primavera son las estaciones en que la luz está más tamizada (ni quema ni está ausente), la atmósfera es más trasparente y el resultado ofrece más dulzura.

¿Por qué es importante la poesía? Porque es lo que quedará de nosotros cuando hayamos muerto. Increíble la cita de John Donne al equiparar suspiros con acentos y palabras con lágrimas: al escribir es como si nos estuviéramos no solo retratando sino incluso filmando, pues hasta las pausas de nuestra voz, los gestos de nuestra cara, la entonación de nuestro discurso quedarán en nuestros versos.

La juventud no es diferente a nosotros, solo tiene cincuenta años menos.

 

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