domingo, 25 de abril de 2021

Victoria (Recuerdos durante el confinamiento)

VICTORIA


Victoria es mi hermana, dos años mayor que yo. Cuando vivíamos en Madrid, yo iba a un colegio de los hermanos de la Doctrina Cristiana (Nuestra Señora de las Maravillas) y ella a un colegio de monjas francesas, Soeurs de Saint Joseph de Cluny, que radicaba en un viejo palacete de La Castellana, muy cerca de la calle General Martínez Campos donde vivíamos.


Victoria era una niña simpática, lista y habilidosa. Por aquel tiempo tenía doce años y se había inventado un himno que cantaba a menudo: “Viva yo, viva yo y mueran todos los demás”. No sugiero que fuera egoísta, no, solo que era muy vitalista, le gustaba exprimir la vida al máximo.


En su colegio, mi hermana caía muy bien a todas las monjas y yo me beneficiaba de ello. Una vez al año organizaban, en los jardines del caserón, una feria con diferentes puestos de atracciones, que era una pasada, y un día a la semana, proyectaban una película, con una vieja cámara de 8 mm., en el salón del edificio -que también hacia de capilla y de sala de actos. A mí, como un favor especial, me permitían asistir rodeado de niñas y de monjas.


Como he dicho, Victoria era muy apreciada por las soeurs, por eso la nombraron presidenta de las Hijas de María, la congregación mariana del colegio. Con motivo de una festividad y como presidenta, Victoria tenía que leer un discurso y terminar con el lema: “Antes morir que pecar”. Se lo preparó a conciencia y al finalizar el acto, desde el estrado, tras leer su discurso, con toda la solemnidad requerida, gritó a pleno pulmón: “Antes pecar, que morir”.


Pedro Casas Serra, Recuerdos durante el confinamiento, 04/06-2020.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario