domingo, 18 de abril de 2021

L'avi Alsalsiga (Recuerdos durante el confinamiento)

 

L’AVI ALSALSIGA


Antes la gente vivía menos. El último de mis abuelos murió cuando yo tenía 12 años. Mi madre decía a menudo: Porque l’avi (el abuelo) Alsalsiga por aquí..., porque l’avi Alsalsiga por allá... Hasta que un día le pregunté: Mamá, yo sabía que tenía un abuelo Casas y un abuelo Serra, pero ¿quién es este abuelo Alsalsiga? Pues quién quieres que sea, me contestó: Tu abuelo “al cel sigui” (en el cielo esté).


Yo veía a mi abuelo como un señor muy serio, muy mayor, pero no siempre había sido así. Mi madre decía que de joven había sido muy de la broma y que junto con otros jóvenes de su edad se dedicaban a gastar bromas pesadas a la buena gente del campo de su pueblo, que por entonces parece que no eran muy largos.


Una vez pusieron un barril con arenques en la puerta de un comercio y como un labriego les preguntara para qué servía aquello, le dijeron que era muy buen producto, que si lo plantaba pronto vería como le producía buenos frutos. El hombre compró un ejemplar y, un tiempo después, volvió por allí para quejarse de que, habiéndolo plantado, aún no le había salido nada. ¿Como lo plantaste? -le preguntaron. Y el hombre, cogiendo un arenque por la cola, se lo enseñó. ¡Hombre, claro -le contestaron-, lo has ahogado!


En otra ocasión, mi abuelo y sus amigos pusieron un rótulo en la puerta de una imprenta que decía: “Se enderezan jorobas”. Un pobre contrahecho entró por si tenía remedio. Rápidamente lo estiraron bajo una prensa, y a medida que esta iba bajando, el hombre les preguntaba: ¿Seguro que quedaré recto? Y ellos le contestaban: Más recto que un cirio.


Pedro Casas Serra, Recuerdos durante el confinamiento, 04/06-2020.

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