EL
JOVEN MARINERO
Conservo en mi memoria
al joven marinero,
que me cuidaba con esmero,
cuando de niño me bañaba
en aguas de la Costa Brava.
No
pudiendo ponerme
por
profesor un pez,
mi
madre eligió aquella vez,
para
enseñarme a nadar como un mero,
en
donde veraneábamos, un joven marinero.
Y
aquel verano
el
joven marinero
me
enseñó a saber flotar primero,
después
a desplazarme y sumergirme,
lanzarme
de las rocas y a nunca hundirme.
Quizás
por eso
me
pongo tan contento
y me
encuentro en el agua en mi elemento,
porque
aprendí de un experto verdadero
al
tener por maestro a un joven marinero.
Conservo
en mi memoria
al
joven marinero,
que
me cuidaba con esmero,
cuando
de niño me bañaba
en
aguas de la Costa Brava.
Pedro
Casas Serra (28-07-1992)
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