LETANÍA DE LOS HOMBRES BELLOS
¡Señor,
hay
tantos hombres bellos a mi alrededor!
¿Por
qué
pusiste
tantas causas a mi perdición?
Tal
vez
merezca
tu castigo y la condenación.
Da
igual,
la
vista se me pierde en la contemplación.
También
las
manos se me escapan en persecución.
Y
así,
mi
cuerpo es aspirado por esta atracción.
Decís
que
acariciar a un hombre es una perversión.
Pero
que
es lícito matarlo en una ejecución.
No
sé
quién
formuló las reglas de esta aberración.
Quizá
pudiéramos
cambiarlas a un mundo mejor.
Pedro
Casas Serra (11-07-1992)
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