EL NAVEGADOR
Vuelo a muchos pies de altura
y desde aquí, el mundo
aparece muy global.
Por cierto, no se ven fronteras.
Los mares, los desiertos
son como brochazos de color;
las metrópolis, cagaditas de mosca.
Ahora el horizonte se oscurece.
Hemos dejado el sol por nuestra cola
y destacan unos puntitos de luz:
estrellas por arriba y ciudades por abajo.
Y yo dándole la vuelta a esta naranja
- mejor aún, mandarina pequeña -
en el frutero universal.
Entre mi pasaje - yo los llevo -
hay gente muy diversa:
ojos rasgados, grandes bigotes,
tez oscura, pequeños pies…
todos duermen, ahora van durmiendo.
En pocas horas cambiará en sus relojes
la fecha de su calendario.
Al dormir, todos respiramos igual,
a com pa sa da men te,
soñamos los mismos sueños.
Como yo que ahora sueño
que los transporto en un avión,
que soy su comandante.
Pedro Casas Serra (20-05-2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario