miércoles, 28 de septiembre de 2022

Sobre la poesía, mis poemas y otras cosas 178 (mis comentarios en airesdelibertad.com)

El inficionado https://sientopasareltiempo.blogspot.com/2021/03/el-inficionado-sombras-adormecidas.html Siempre hay que ser partidario del amor. Cuando hay libertad de expresión sexual la prevención es posible, si no, no. Una buena educación sexual, libertad para la elección y medios de protección, son imprescindibles para evitar la transmisión de enfermedades sexuales. Yo solo doy voz al personaje (en este como en los demás poemas de esta serie) para que pueda expresar sus anhelos. Si se remueve alguna conciencia, mejor que mejor. A mí me gustaría que fuera una ironía impregnada de ternura. En esta serie de poemas hablo desde personajes de mis sueños. Los temas no los elijo yo sino mis sueños (influidos por mis circunstancias). Es inútil ignorar los problemas, mejor es sacarlos a la luz para entenderlos mejor y darles solución. Es un tema que no tendría ya por qué ser difícil y sobre el que tendría que haber más información. Es cierto: por un momento de amor puedes condenarte de por vida (pero no solo por el VIH, también por un embarazo no deseado, por una pareja sin escrúpulos, por un marido maltratador, por una vida sin estudios ni futuro…) y es que el amor es muy hermoso pero también puede ser muy peligroso y hay que llegar preparado a él. Perpetuar la idea del amor "romántico" es, para mí, un error que conduce muchas veces -demasiadas- al desastre. Esas cosas pasaban en el católico-franquismo. A partir de la libertad de que cada cual exprese libremente su sexualidad, se puede desarrollar la prevención de las enfermedades de transmisión sexual.  

Se acaba el verano y vuelve el trajín a la ciudad, y uno incluso llega a alegrarse de ello porque vuelve a encontrarse con los amigos (y van quedando pocos). La suerte es que en el foro siempre luce el sol.

El corazón mueve la mente y las manos, y hace a cada obra única.

Siempre desea uno regresar a donde fue feliz.

El amor cuando nace es como la hoja a punto de abrirse. Hoy los árboles es Barcelona tienen ese velo verde.

Quevedo recitó a la reina los dos versos que harían que sus amigos le pagasen la cena que apostaron. Decían así: "Entre el clavel y la rosa, su majestad es-coja. / Entre el clavel y la rosa, es-coja doña Isabel".

Hablar del dolor es abrir una caja de ignorado contenido. Supongo que hay dolores que la ciencia explica y otros que no tienen explicación, los hay con solución y los hay sin ella. En cualquier caso, finalmente, no cabe sino soportarlos, y distraer la atención con otros pensamientos.

Hacemos las cosas con una intención y a veces no resultan como esperábamos, pero lo que cuenta son las intenciones y lo que queda son las esperanzas.

¡Luz, más luz! dijo Goethe al morir. Todos vamos o regresamos a esa luz.

A veces las piernas bailan solas y la música te lleva (no lo digo por mí que soy un negado para el baile). 

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