(Ayer fui al entierro de la hermana de Jesús) https://sientopasareltiempo.blogspot.com/2019/12/1995-05-03-ayer-fui-al-entierro-de-la.html Este poema, sin entrar en valoraciones ni justificaciones, encierra un
poco lo que quiere ser mi manera de escribir poesía: - con un lenguaje
totalmente comprensible (con pocas o ninguna metáfora), en todo caso
referencia a mitos o símbolos universales. - anclada en la realidad, en
mi circunstancia al escribir (por tanto confesional pero no religiosa),
pero no narrativa. - y que no describe sentimientos sino que pretende
despertarlos, es decir reproducir en el lector el camino que me ha
llevado al sentimiento. Leyéndolo así, el poema no encierra dificultad
alguna. La primera estrofa refleja la situación real de gozo de los
sentidos: la arena, el sol, la brisa; pero en una situación que recuerda
la de un difunto: desnudo, con los ojos cerrados, tumbado... lo que
lleva a la segunda estrofa. La segunda estrofa es el recuerdo que se me
cruza (el entierro de la hermana de un amigo el día anterior, su pena).
La tercera estrofa describe el paso de la vida a la muerte mediante un
símbolo: la entrada en el mar, que es símbolo de origen y final, el
magma donde todo se origina y a donde todo va a parar. Como símbolo es
intelectual, pero no está tratado intelectualmente, y produce un efecto
natural y sedante. Pretende reproducir mi estado en ese momento, entre
la muerte y la vida, y producir un efecto en el lector (en primer lugar
en mi amigo apenado por la muerte de su hermana) que no es preciso que
descubra el sentido del poema sino que lo sienta y le sirva para aceptar
y mitigar su dolor. Sin ser religioso, uno escribe influido por su
educación religiosa y ahí puede haber una cierta conexión con la
historia evangélica de la resurrección de Lázaro (la vida sale del mar
(mito también de Venus) y vuelve a él para iniciar un nuevo ciclo). Un
poema nace del magma interior del poeta en que se mezclan vivencias,
conocimientos, sentimientos... La vida está formada de cosas buenas y
malas y muchas veces se entremezclan.
Creo que los ritos
funerarios ha producido los restos arqueológicos más antiguos que se
conservan. Parece que eso de querer organizarse el entierro viene de
lejos.
Si no existiera la muerte no existiría la poesía.
Hay
momentos para los poemas alegres y hay momentos para los poemas
tristes. Pero en poesía, generalmente, los tristes son los mejores.
Llega un día en que descubrimos que todos los que nos han querido han muerto y que sólo nos queda querer.
Sólo quien se hace preguntas, encuentra respuestas.
Los sentidos traducen los sentimientos.
Sin amor, no hay vida; sin amor, no hay muerte.
Con
el móvil no sólo nos enteramos de las intimidades de la gente, sino de
sus falsedades: Hace cuatro días, oí a un joven que en ropa de deporte
paseaba a su perro, decir por el móvil: "Pues yo aún no he acabado el
trabajo, ahora mismo estoy en la Meridiana..." ¡Y estaba en la otra
punta de Barcelona, tan fresco!. Y otro día, en el autobús, a una madre
cuchichearle a su hija pequeña que hablaba por el móvil: "Dile a la
abuela que estamos en casa..."
Antes venían en pateras, remedo
de barcas, ahora en simples barquitas de goma inchables, como esas que
venden en las jugueterías para los niños. ¡Y con eso atraviesan el
estrecho de Gibraltar! Luego, los que consiguen llegar con vida y
quedarse, los ves arrastrando carritos de la compra (de esos del
supermercado), recogiendo hierros y trastos viejos de los contenedores
de basura. ¡Oficialmente, no existen!
jueves, 12 de agosto de 2021
Sobre la poesía, mis poemas y otras cosas 050 (mis comentarios en airesdelibertad.com)
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