sábado, 27 de marzo de 2021

Nací...

 

NACÍ…

Nací de unos padres buenos y cariñosos pero separados. Me educaron en unos principios pero resultaron irreales. Resultó que el mundo funcionaba de manera distinta y tuve que adaptarme a él. Necesitaba satisfacer mi amor pero los cauces marcados me lo impedían. Estaba preparado para entender pero no para adaptarme. Creía en el amor pero desconocía el sexo. Ignoraba que el sexo al final condiciona el amor. Creía que la bondad de intención era suficiente pero desconocía la fuerza de la maldad. Tenía confianza en el futuro, en mi voluntad y carácter, sin saber que una enfermedad puede destruirlo todo. Pensaba que existían límites éticos infranqueables y me encontré con que quienes no los tenían, jugaban con ventaja. Me vi obligado al banquillo durante muchos años y comprendí que no podía seguir en la competición. Tenía que vivir a mi aire, con mis reglas y mis metas, aprender a circular en sociedad esquivando los obstáculos, transigiendo si quieres con lo insalvable, reservando mis ideas y sentimientos a la intimidad, conviviendo con situaciones odiosas, instituciones represoras y personajes oprobiosos. Hice lo que pude por cambiar las cosas pero siempre poco, siempre insuficiente, siempre a nivel personal porque las estructuras de poder estaban hechas para perpetuarse y resistir. Me refugié en la belleza, el arte, la amistad y el amor buscando una libertad que se me negaba fuera de estos ámbitos y que necesitaba, y a mi manera fui feliz.

Pedro Casas Serra (29-04-2018)

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