ULISES, ¿QUÉ TEMES?
Sé
que hace tiempo que no duermes
oteando
sin cesar el horizonte,
pero
Ulises, ¿qué temes?,
no
eres tú quien ha creado Ítaca
sino
Ítaca quien te ha creado a ti.
Son
los bosques de Ítaca los que te mecen,
en
sus brazos te acogen cuando te despiertas,
con
sus ramas te protegen en las tormentas.
Son
los rebaños de Ítaca los que te abrigan,
te
dan calor por las noches,
al
sonido de sus esquilas te adormeces.
En
los ojos de tus compañeros se refleja el cielo de Ítaca,
en
sus palabras, en sus gestos, en sus cuerpos
se
descubren sus gentes:
esos
valles de Ítaca, sus vientres,
esas
colinas, sus rodillas,
esos
ríos, sus piernas,
esas
playas, sus pies.
Ulises:
no temas,
Ítaca
no te abandonará jamás.
Y
cuando deje de soplar el viento
y la
niebla te impida ver el sol,
empuña
con fuerza el timón,
que
tus compañeros se agarren a los remos,
que
es a Ítaca a quien tenéis entre los brazos
que
os guía y os conduce hasta ella.
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