EL
NIÑO ABANDONADO
El recuerdo más antiguo que tenía era encontrarse de pequeño
llorando solo durante horas en el recibidor de casa de su madre. No
sabía si había ocurrido o se lo había inventado pero este recuerdo
siempre le había inquietado y como su madre, cuando él nació, ya
era sorda, había llegado a la conclusión de que el motivo de que no
acudiera a su llanto era porque no le oía. Esta explicación
resultaba razonable y por ello hacía tiempo que pensaba que no debía
sufrir más por este recuerdo.
Sin embargo, seguía siendo extremadamente susceptible a cualquier
desatención que la persona que amaba le hiciera, y llegaba a tal
extremo su sensación de abandono en tales ocasiones que no podía
evitar cortar la relación cuando se sentía así. Y en cada nuevo
enamoramiento (porque por otra parte era enamoradizo y apasionado)
era más exigente con la persona amada, siempre por ese miedo a ser
abandonado.
Pensando en esto y en su infancia, recordó que en una ocasión su
madre le había explicado que siendo bebé y encontrándose en su
cochecito al sol en un jardín, se habían olvidado de él, y al
regresar lo habían encontrado a punto de sufrir una insolación.
Quizás fuera ésta la causa del miedo tan grande que tenía a ser
abandonado, no siendo el recuerdo del recibidor sino una consecuencia
de esta vivencia anterior.
Su madre le quería mucho y él quería mucho a su
madre. ¿Por qué entonces esta sensación de haber sido abandonado
por ella? ¿Respondía a una realidad o era consecuencia de poseer un
carácter extremadamente sensible? ¿No podría librarse nunca de
esta angustia? ¿Rompería siempre sus relaciones por miedo a que lo
abandonaran? ¿Estaba condenado a vivir solo?
¡Feliz Navidad y año nuevo!
ResponderEliminarTu cuento es triste por la sensación de abandono que describe. A veces tiene más importancia cómo se perciben y sienten las palabras y actos que los hechos mismos.
Un abrazo.
Pues sí, Fany. Debe ser aquello del hombre y su circunstancia que decía Ortega. ¡Feliz 2020! Un abrazo.
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