1992-05-12
LA MEMORIA
Permíteme
adentrarme en el recuerdo,
refugio
contra la monotonía del presente,
necesito
pensar que fui feliz alguna vez
y
una explosión de luz es la memoria.
Reconozco
tu piel bajo los pinos
sobre
la toalla roja de baño,
apenas
palpo tu contorno y te hago cosquillas,
y
tu sola proximidad me electrifica.
Soy
náufrago flotando a la deriva
-
todo quedó hecho astillas -
y
si pienso en mí antes
pienso
en otro.
Me
entretengo en tu cuerpo adormecido
y
lo recorro como peregrino,
exploro
cada parte, cada trozo,
por
pequeña que sea, por minúsculo.
No
puedo expresarte tanto horror,
tal
sensación de pérdida, de quedar tullido,
y
tanta necesidad de contestar preguntas
que
nadie ha formulado.
Tu
cuerpo se despierta soñoliento
y
es el mío el que recibe ahora
el
agua de mayo de tus caricia,
mientras
empiezan a sonar palabras.
¿Soy
yo aquel que añoro?
¿Mi
vida fue otra vida?
¿Tuve
lo que no tengo?
¿O
es solo un sueño en una pesadilla?
Palabras
dulces,
expresiones
en clave de enamorados
coronando
momentos de intimidad,
ofrendas
para nuestros cuerpos.
Recorro
mi ciudad
como
un autómata,
cumplo
mis deberes
como
un robot.
No
dos cuerpos, un cuerpo
con
cuatro brazos,
cuatro
piernas
y
dos corazones.
Y
busco entre miles de rostros
uno
solo
que
tenga interés,
pero
¡es todo tan anodino!
Tan
juntos que parece
que
tu lengua es la mía
y
mi oreja la tuya.
Y
ese dedo que se mueve... ¿de quién es?
Más
mayor,
más
feo,
más
desconfiado
y
más solo cada día.
Tan
vibrantes
como
una cuerda tens,
hasta
que explota el sol
entre
los pinos.
Pedro Casas Serra